La lección de Cataluña [ES] – Jean-Luc Mélenchon
Voici une traduction en espagnol par David Gallardo du texte de Jean-Luc Mélenchon sur la Catalogne, publié sur son blog le 7 novembre dernier :
Expresé la posición concreta del grupo parlamentario "Francia insumisa" interpelando en sesión pública al gobierno sobre la situación en Cataluña, en el hemiciclo, y eso desde el primer día de la crisis. No nos alineamos en favor o en contra de la independencia de Cataluña. Pensamos que tal alineación por nuestra parte no acarrearía nada en la situación. Si estuviéramos gobernando nuestro país, tampoco nos alinearíamos. Deseamos una mediación con vistas a una salida de crisis por lo alto. Deseamos el arreglo de la cuestión con un voto que sea a la vez un referéndum y una consulta específica, o sea dedicado a la sola cuestión de la independencia o no. Después de eso, tuvimos la oportunidad unos y otros de repetir nuestra hostilidad hacia el encarcelamiento de los dirigentes de la Generalitat de Cataluña. Efectivamente, se trata de un acto brutal que radicaliza el conflicto político. Cualquier sea la opinión que tengamos de la estrategia de los dirigentes de la Generalitat de Cataluña, podemos preguntarnos que tipo de amenazas plantean dirigentes que nunca faltaron al uso de una estrategia no violenta y que todavía siguen en estos momentos rindiéndose a la policía belga para ser entregados a la policía española.
También tuve la oportunidad de escribir aquí la derrota que representa esta situación para la Unión Europea. Durante la crisis, Juncker se encontraba en Guayana junto a Macron. Si su presidencia tuviese cualquier sentido, en vez de expresar el desprecio suyo para los Guyaneses, debería haber pasado más bien su tiempo en ida y vueltas discretas entre ambas partes interesadas para evitar el choque frontal que conocemos ahora. ¡En lugar de ello, es sobre la base de un mandamiento de detención europeo que el presidente de la Generalitat de Cataluña y sus consejeros fueron encarcelados! En este contexto, se nota más evidentemente que nunca el estado extremo de la disminución moral de la institución europea. ¡Y por encima, que durante esta misma semana el Parlamento europeo conceda su premio Sakharov a la violenta oposición de Venezuela sella el ridículo de estos equipos!
Resulta imprescindible para un responsable francés dar muestras de moderación y cuidar sus palabras y sus propuestas frente a tal situación. La primera razón es que estos acontecimientos suceden en nuestra frontera. Degenerando en enfrentamientos violentos, nos implicaría completamente. Menos mal que esta hipótesis no sea de momento la más probable. Pero no se puede dar la paz por definitivamente lograda por lo tanto. Es necesario establecer un deber de vigilancia junto a las precauciones adecuadas. La segunda razón es que la enfermedad que hace que la atomización de los Estados-nación se extienda con bastante rapidez últimamente es un motivo suficiente para que se tome nota del contagio y qué se analicen sus causas. Su origen evidente para mi procede de la política que vació las naciones de su significado. El poder supranacional de la política liberal de la Unión europea ha ido poniendo metódicamente a todos contra todos dentro de las naciones a costa de todas las obligaciones de solidaridad cuales son su razón de ser.
Por consiguiente, cada comunidad considera su mejor protección en sí misma, sin o en contra de las otras si hace falta. El espíritu del cada uno por su cuenta, el meollo del liberalismo, abre nuevas heridas sobre cicatrices antiguas. El ácido del egoísmo étnico se infiltra por las innumerables grietas del tejido de la solidaridad social. Por lo tanto, los más ricos ya no quieren compartir con los demás. Las regiones más favorecidas ya no quieren ser solidarias con las que lo son menos o que no lo son en absoluto. Esta situación se comprueba en suficientes casos como para haberse vuelto irrebatible. Pero lo repito, solo es una de las variantes de un fenómeno más profundo. Esta dislocación pasa por zonas de fracturas antiguas y se arraiga dentro de realidades culturales o históricas que proceden del largo plazo. Cuando el empeño común que movía a hacer causa común nacional está destruido por una rivalidad que opone a los compañeros entre ellos, entonces vuelven en primer plano solidaridades más antiguas o enraizadas mejor.
Porque claro, la profunda tendencia del capitalismo contemporáneo es de disociar los animales sociales que somos, tal como lo analiza tan acertadamente el economista Jacques Généreux. Pero no es suficiente como para neutralizar la voluntad de los grupos humanos de “hacer sociedad” para sobrevivir y perpetuarse. Los regionalismos, los independentismos tienen sus raíces profundas en ese fenómeno. La dislocación de las naciones forma parte de las consecuencias desastrosas del liberalismo y se añade a la lista de los danos que un poder popular tendrá que reparar. Sin embargo, lo que ha sido deshecho no puede ser reconstruido por la fuerza. Tal es en todo caso la lección de la Historia. La Cataluña española solo fue estibada a España a la fuerza por el franquismo. La vuelta de la libertad se acompaño con la política liberal bateando en todos lados para conseguir el retroceso del Estado. El tejido de los vínculos sociales nacionales españoles ha sido deshecho profundamente por la crisis bancaria y las políticas de claros recortes de los presupuestos públicos. La corrupción de los miembros del poder central ha deslegitimado su autoridad. No se encontrara fácilmente el camino de la unidad después de una gestión de la crisis en Cataluna tal como sucedió.
Cuidado que no estoy pretendiendo que cualquier resistencia en contra de la dislocación del Estado social comporta el escojo de una comunidad de sustitución. Estoy observando que esto ocurre hoy en día, tratándose de comunidades culturales, étnicas o religiosas. Otras alternativas existen y a veces no hay más remedio. Yo quien no profeso ninguna religión y no soy de ningún lado, no me queda más remedio sino luchar por un interés humano general al que el universalismo ecológico republicano me vincula sin dificultad. No todo el mundo está convencido de esto. En todo caso, si los lectores míos están de acuerdo con ese diagnóstico, sabrán que hay que sacar conclusiones para nosotros mismos en Francia.
Ojala la situación en Cataluña aclaré nuestro propio camino. No ocultemos lo que es nuestra verdadera situación. Cuando una isla francesa elije a tres diputados autonomistas sobre cuatro, no sirve de nada hacer caso omiso de que algo muy profundo y talvez irreversible sucedió. Tal es la situación de Córcega. Tras varios decenios de abierto enfrentamiento violento muchas veces, de viles asesinatos cometidos por unos y de represalia legal y metódica aplicada en cambio por otros, estamos en este punto. El jacobino que soy ha de repetirlo para que no se siga confundiendo el jacobinismo con el autoritarismo bonapartista: ninguna patria común es posible sin el consentimiento de todos. La nación republicana no puede ser una camisa de fuerza. Y este consentimiento lleva sus condiciones. Las que afirmaron una mayoría de electores en Córcega han dejado claramente de ser las del pasado. Los partidarios de la unidad de la República Francesa tienen esta suerte: los nacionalistas corsos están dirigidos por los autonomistas. Reafirman tras la plataforma electoral de su lista para las próximas elecciones territoriales la voluntad de alinear el proyecto de autonomía institucional con la República francesa una e indivisible a pesar de que en esta lista figuran independentistas reconocidos.
En lo que a mí respecta, es necesario aceptar el desafío de creerlo. En cualquier caso no podemos exigir que vivan juntas gentes que no lo quieren o no lo quieren más con las antiguas condiciones. Una vez más, la votación de las legislativas es un hito en la vida política de la isla. Por lo cual esto pide un cambio en nuestra forma de analizar la situación. Lo digo abiertamente y con toda tranquilidad ya que fue hostil al proyecto de Jospin por la isla en aquel tiempo y que hice campaña en favor del “No” al referéndum de aquella época. Incluso escribí, siendo ministro del gobierno de Jospin, una tribuna libre en “L’Evènement du jeudi” de entonces para decir que más valdría la independencia de Córcega que tener obligación de vivir en una república de particularidades. Desde entonces el estado central ha hecho peor tratándose de exaltar las particularidades comparado a todos los particularistas corsos reunidos!
Añadiré que la diversidad institucional de la Republica se ha convertido en la norma: gobierno local en Tahití, colectividad única en Martinica, colectividad territorial en Mayotte, congreso del territorio en Nueva Caledonia, la multitud anda junto con la insularidad. Eso parece tan raro? La Republica queda menos unida por lo tanto? La Republica debe permanecer una e indivisible pero de qué manera cuando el modo actual ya no sirve a los que han de unirse? La abstracción de la discusión acerca de este punto choca de hoy en adelante sobre la voluntad popular claramente expresada por los electores de la isla. Desde de aquí tenemos que empezar si deseamos tomar la delantera y evitar prepararnos al callejón sin salida catalán.
Traduit par David Gallardo - Traducido por David Gallardo
Texte original : https://melenchon.fr/2017/11/07/la-lecon-de-la-catalogne/
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La leçon de la Catalogne | Jean-Luc Mélenchon
En interpellant en séance publique le gouvernement sur la situation en Catalogne, dans l'hémicycle, dès le premier jour de la crise, j'ai exprimé la position concrète du groupe parlementaire "...
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